Décadas atrás el fonoaudiólogo era el profesional encargado de tratar determinadas patologías de la comunicación, lenguaje y aprendizaje siendo su ámbito de trabajo el consultorio externo, gabinete psicopedagógico y servicios de salud. Con los avances de la neuro-rehabilitación temprana y oportuna comenzaron a aparecer nuevos espacios en los cuales el rol del fonoaudiólogo adquirió relevancia, tomando contacto con pacientes que se encontraban cursando internaciones en unidades de cuidados críticos.
En estos pacientes en estados delicados, la hidratación y nutrición son procesos fundamentales para lograr un camino hacia la recuperación y reparación de los daños que éstos presenten. Por lo cual, la intervención fonoaudiológica oportuna es primordial para restablecer la alimentación por vía oral frente, a los diversos trastornos deglutorios ocasionados por alteraciones neurológicas, de la conciencia, alteraciones estructurales ya sea por instrumentaciones como intubación, traqueostomía, cirugías, etc, o por otros motivos.
Determinados estudios indican que los pacientes que necesitaron ventilación mecánica asistida presentan alteraciones fono-deglutorias en porcentajes elevados. Es aquí donde entra en juego el equipo interdisciplinario especializado en rehabilitación entre los cuales se encuentra el/la profesional fonoaudiólogo/a quien cuenta con las herramientas clínicas para detectar, diagnosticar y tratar diversas alteraciones en los pacientes críticos, con el objetivo de propiciar una mejor calidad de vida a través de la rehabilitación de funciones vitales como la deglución, disminuyendo la posibilidad de complicaciones, facilitando su estadía durante el transcurso de la internación, y acortando el tiempo de la misma. Es por ello que el rol del fonoaudiólogo dentro de las unidades de cuidados críticos ha crecido exponencialmente y ha tomado gran relevancia en la labor del equipo interdisciplinario de salud.
Situándonos en la actualidad, frente a la pandemia por COVID-19, quienes trabajamos en cuidados críticos nos enfrentaremos por un lado a actualizarnos continuamente siguiendo guías y protocolos generales, así como también deberemos estar alerta qué en la medida que la situación epidemiológica lo requiera tendremos que salir de lo específico de nuestra profesión para colaborar en lo que sea necesario, poniendo en juego los conocimientos que hemos adquirido en el intercambio de saberes con el equipo interdisciplinario de trabajo, estando dispuestos a nuevos aprendizajes.
Fga. María del Carmen Lia Mat. 418/2