
DIABETES Y EMBARAZO
¿Qué es la Diabetes Gestacional?
La Diabetes Gestacional (DG) es un tipo de diabetes que aparece o se diagnostica por primera vez durante el embarazo, es decir que aparece en mujeres que no tienen el antecedente de diabetes. Este trastorno se caracteriza por un aumento en los valores de glicemia (azúcar en sangre) materna de manera asintomática, y se asocia a un mayor riesgo de complicaciones tanto para la madre como para el feto y el recién nacido.
En los últimos años, la incidencia de este trastorno ha aumentado notablemente y de forma paralela con la de diabetes tipo 2, relacionándose con la alta prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población, que se observa a edades cada vez más tempranas. En nuestro país, se estima que el 44,3% de las mujeres entre 19 y 49 años (es decir, casi la mitad de la población femenina en condiciones de embarazo) padecen sobrepeso u obesidad.
¿Por qué algunas mujeres desarrollan DG y quienes tienen más riesgo de hacerlo?
En un embarazo normal, las mujeres experimentan una resistencia creciente a la insulina. Esto se debe a la secreción por parte de la placenta de hormonas diabetógenas, como la hormona de crecimiento, el lactógeno placentario y la progesterona, entre otras. Otros factores que influyen son el incremento de los depósitos de grasa, la reducción del ejercicio y mayor ingesta calórica, que a su vez conducen a un aumento de peso de la madre. Como respuesta a todos estos cambios, el organismo incrementa la secreción pancreática de insulina. Cuando este mecanismo no es suficiente para controlar la glicemia, se desarrolla DG.
Existen varios factores de riesgo que la predisponen:
• Historia familiar de diabetes, especialmente en los familiares de primer grado (padres y hermanos)
• Pacientes con sobrepeso u obesidad al comienzo del embarazo o una ganancia excesiva de peso durante la gestación.
• Edad mayor o igual a 30 años.
• Antecedente de DG en embarazos anteriores.
• Parto anterior de un niño con un peso >4 kg.
• Antecedente de mortalidad prenatal inexplicada.
• Síndrome de ovario poliquístico.
• Uso actual de corticoides.
• Hipertensión relacionada al embarazo.
¿Como se diagnostica la DG?
Debido a que este trastorno es frecuente y no produce ningún síntoma, se recomienda su detección precoz con una medición de glicemia en ayunas en la primera consulta y, si esta es normal, la realización de una prueba de tolerancia a la glucosa (medición de glicemia basal y a las 2hs de ingerir 75gr de glucosa) entre la semana 24 y 28 de la gestación. Estos análisis de laboratorio deben realizarse a todas la mujeres embarazadas, independientemente si presenta o no factores de riesgo.
¿Cuáles son los riesgos de la DG?
Los niveles anormales de glicemia en el embarazo se asocian a un incremento del riesgo materno de trastornos hipertensivos del embarazo (como preeclampsia), infecciones del tracto urinario, polihidramnios, rotura prematura de membranas, parto prematuro, traumatismo en el canal de parto y mayor incidencia de cesáreas.
Entre las principales complicaciones fetales destacan la macrosomía (peso al nacer mayor a 4 kg), la cual se asocia a presentación de hombros, traumatismo durante el parto, asfixia perinatal y síndrome de distress respiratorio. Otras complicaciones que pueden presentar son hipoglicemia neonatal, hipocalcemia, policitemia, hiperbilirrubinemia, lo que se traduce en una mayor morbimortalidad perinatal.
Está demostrado que los fetos expuestos en el vientre materno a la hiperglicemia presentan mayor masa grasa y resistencia a la insulina y tienden a desarrollar obesidad y diabetes tipo 2 en la infancia y adolescencia.
¿Cuál es el tratamiento de la DG?
El tratamiento de la DG se basa inicialmente en la educación de la embarazada y la implementación de un plan alimentario y actividad física. Estas medidas permiten un control adecuado de la glicemia en el 50 a 80% de las pacientes. En caso de no alcanzar los objetivos de glicemia se inicia tratamiento con insulina.
1. Educación y monitoreo de la glucosa
Toda mujer con diagnostico de DG debe ser instruida por el equipo de salud acerca de los riesgos que implica para ella y su recién nacido. Debe contar con un aparato de automonitoreo glicémico con el cual debe realizar determinaciones frecuentes de la misma, en distintos momentos del día. El uso de estos aparatos es muy sencillo y, en base a los resultados de glicemia obtenidos, el médico ajustará el tratamiento.
2. Intervenciones dietéticas
Son la piedra angular del tratamiento y el primer paso en el tratamiento de la DG. Los objetivos de la terapia nutricional son cubrir las necesidades calóricas y nutricionales de la madre y el feto, manteniendo un adecuado nivel de glicemia y previniendo un aumento excesivo de peso.
3. Ejercicio
La actividad física mejora la sensibilidad a la insulina y favorece la captación de glucosa por el musculo y tejido adiposo lo que reduce sus concentraciones en sangre. Se aconseja ejercicio aeróbico moderado regular (caminata, natación, etc.). Si hay una contraindicación pueden realizarse ejercicios con las extremidades superiores.
4. Medicación
Cuando los valores de glicemia continúan altos a pesar de las medidas anteriores, está indicado iniciar tratamiento médico. La medicación vía oral tiene un papel controvertido en el embarazo y actualmente la insulina es el tratamiento de elección.
¿Qué controles deben realizarse posteriores al embarazo?
Después del parto, la gran mayoría de las mujeres con DG no requieren insulina y vuelven a la normoglicemia. Aun así, casi la mitad de ellas vuelve a presentarla en el siguiente embarazo y cerca del 63% tienen riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a lo largo de su vida. Es por eso que debe repetirse una prueba de tolerancia a la glucosa a las 6 a 8 semanas del parto para evaluar el estado metabólico. Si esta es normal, los controles continúan anualmente.
Rol de la lactancia materna en la DG
Aparte de los beneficios ya conocidos atribuidos a la lactancia materna, está comprobado que las mujeres con DG que amamantan presentan una mejoría en sus glicemias, la secreción y sensibilidad a la insulina en comparación a las que no lo hicieron o lo realizaron por un breve periodo de tiempo. También está demostrado que la lactancia materna previene el desarrollo de sobrepeso infantil.
Podemos concluir que la DG constituye un trastorno frecuente, no produce síntomas y puede aparecer en mujeres que no tienen factores predisponentes. Por ello cobra suma importancia su detección precoz y sistemática en todas las mujeres embarazadas, para el inicio de intervenciones que logren un control adecuado y permitan prevenir complicaciones en la madre y el feto, tanto a corto como largo plazo.
Dra. María Virginia Sermasi
Medica Endocrinóloga
Especialista en Clínica Médica
Sanatorio Americano